Una tormenta de fuego es una conflagración capaz de alcanzar tal intensidad que crea y sostiene su propio sistema de ventilación interno y se aviva por sí mismo. Es más comúnmente un fenómeno natural que se crea producto de grandes incendios forestales, aunque a veces se ha usado para describir ciertos grandes incendios que causan espectaculares pantallas de llamas que pueden ascender muchos metros, pero este fenómeno es diferente, se distingue gracias a una característica propia del fenómeno; se trata de que el fuego es capaz de avivarse por sí mismo debido a que el movimiento en masa del aire ardiente ascendente crea una corriente en la que este aire de combustión es renovado por aire nuevo lleno de oxígeno que se moviliza para ocupar su lugar.
La intensidad es tal que el aire puede llegar a soplar con una fuerza tan grande como la de los vientos de tormenta y que soplan desde todoas los puntos cardinales hacia el centro de ignición, dando lugar a fuegos de gran intensidad que se autoalimentan. Grandes incendios forestales han producido este efecto pero también se han producido tormentas de fuego en indendios en ciudades, generalmente como fruto de un efecto deliberado causado por explosivos o artefactos incendiarios, como los que se produjeron como resultado de los tristemente célebres bombardeos aéreos de la Segunda Guerra Mundial con artefactos incendiarios sobre Hamburgo, Dresde y también como resultado indirecto del bombardeo atómico de Hiroshima.
Se crea una tormenta de fuego como resultado del efecto de acumulación de aire a medida que el calor del fuego original sube y atrae hacia su interior cada vez un cantidad mayor del aire circundante. Este efecto de arrastre aumenta rápidamente cuando existen fuertes corrientes de aire a baja altura sobre o cerca del fuego y que comienzan a fluir y precipitarse sobre el area incendiada.
La corriente ascendente de aire caliente adopta una forma característica de hongo mientras sube y al ascender se aparta lentamente del área del incendio, pero mientras alrededor del fuego se generan fuertes vientos racheados dirigidos hacia su centro producido por la corriente de aire nuevo que se mueve a ocupar ese espacio recién abandonado por el aire caliente en ascenso, y así fluyen directamente sobre el fuego suministrandole un chorro de aire adicional renovado y rico en oxígeno que lo alimenta. La velocidad del proceso comienza a aumentar y la velocidad del viento que fluye hacia el centro del incendio aumenta.
Este flujo de aire de "fuera hacia dentro" produce varios efectos, uno de ellos es que impide que el viento sople "hacia afuera" arrastrando y transportando las chispas que es como suelen propagarse los fuegos por eso esta clase de fuegos suele reconcentrarse en el área en el que se originan, pero no siempre es así; la tremenda turbulencia creada "hacia el interior" del vórtice de fuego también puede causar que los fuertes vientos creados a ras de la superficie cambien de dirección de manera errática.
Las tormentas de fuego resultantes del bombardeo de áreas urbanas en la Segunda Guerra Mundial generalmente se limitaron a las áreas sembradas inicialmente con dispositivos incendiarios y que se alimentaron de todos los materiales de los que estaban construidos los edificios en aquella epoca (maderas, etc...), y la tormenta de fuego no se propagó apreciablemente hacia el exterior. Una tormenta de fuego también puede convertirse en un mesociclón e inducir verdaderos tornados/remolinos de fuego, como veíamos en el vídeo de mas arriba, y es que un ejemplo que vale mas que mil palabras...
Esto es lo que puede llegar a convertir un fuego relativamente "normal" en una espiral ígnea capaz de alcanzar casi los 2000ºC.
El mayor calado de una tormenta de fuego atrae mayores cantidades de oxígeno, lo que aumenta significativamente la combustión, y también la producción de calor. El intenso calor de una tormenta de fuego se manifiesta en gran medida como calor irradiado (radiación infrarroja), que podría incendiar cualquier otro material inflamable que se halle a corta distancia por delante del fuego y que también actúa expandiendo el área y la intensidad de la tormenta de fuego.
Las corrientes de viento violentas y erráticas succionan objetos y, como se observa en todas las intensas conflagraciones, el calor irradiado por el fuego puede derretir el asfalto, algunos metales y vidrios, y convertir el asfalto en líquido caliente inflamable. Las altas temperaturas incendian cualquier cosa que pueda arder, hasta que la tormenta de fuego se quede sin combustible momento en que se alcanza el punto de inflexión, es decir, al agotarse el material combustible disponible dentro de la zona de tormenta de fuego la densidad de combustible necesaria para mantener activo el vórtice de viento hace que la tormenta de fuego caiga por debajo del nivel umbral necesario para mantenerla activa, momento en el que la tormenta se disgrega conflagraciones aisladas.
Referencias:
Comments